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Olfateo tras peligro
Huyendo entre ventana y ventana
De sueños marchitos,
Pasiones lejanas.

Sedienta de escape
Me vierto entre Sagas
Que cantan salidas y prosas
Magia del más allá.

Ansiosa de Vidas,
Canciones pasadas,
Me entrego al abismo
del Caos, desidia diaria.

Y la voluntad es prenda
De esta devoción,
Mis horas ofrendas
A este dios que es fe,
Salvación efímera
De nulidad final.

Pero Ella sigue cantando
Al son de la posteridad
Mientras muero en respiros
Sin empresa y hogar.

30 Junio 2016

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17 August 2016

Wandering Spirit by Elizabeth Anna

Ayer vi tu sonrisa a través del portal

Y canté tímida a la postre.

Tus ojos fueron un reto:

Azul en tu abrazo, rojo en mi seno.

El coraje en tus cuentos narraste

Y releí en tu tinta, en tu cuerpo.

El tiempo alongado en mi ímpetu:

Escucho, y aprendo, canto, y te leo.

Vino la noche y te fuiste en el viento

Y en mi canto te seguí dentro.

Tu despedida desató un duelo:

En una mano espada, en la otra, ruego.

Vino la mañana sin augurio de luz

Y en los libros te acecho en el miedo.

Si te encuentro, el debacle:

En palabra, aliento; en silencio, desvelo.

Hoy te vi deambulando en tu Cielo

Y sin suerte te llamé en el sinsabor.

Las palabras se escaparon:

Ni miradas furtivas, ni un lirio secreto.

Mañana desertarán las promesas

Y la sangre y tinta se mezclarán con ellas.

Tus recuerdos vivirán en cautela:

Pactos ufanos, traidores anhelos.

Mis ofrendas precarias por tu acogida

Y en retorno, ese dulce desdeño.

Dime en este oscuro día:

Tu voz artimaña, o amargo sortilegio.

***
El día que te encuentre, desapareceré.
Tocaré tu mano y la pondré sobre mi mejilla.
Entonces, mi alma saldrá en un torbellino
e invadirá cada rincón de tu hogar
como impregnándose de tu tacto,
antes de marchar.

Ese día, mi sonrisa se encenderá real
y como las flores del destino,
se marchitará para regalarte un sacrificio,
un instante de Belleza pura.

El día que alcance tu beso, caeré.
Será el sopor postrero el lecho que me reciba.
Entonces, mi corazón abandonará mi cuerpo
habitando el tuyo para ser eternidad,
para hallar por fin la paz
en tu hermandad.

Aquel día, mis congojas arderán con mi cuerpo
y como las fatídicas venturas,
volarán redimidas hacia el Cielo en esta Tierra,
de tu mano ángeles serán.
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