El Árbol sobre la Colina

Bringing back the forgotten flowers to Reality

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De encuentros furtivos

Published by Unknown under , , , , , , , , , on 11:08

17 August 2016
Wandering Spirit by Elizabeth Anna

Ayer vi tu sonrisa a través del portal
Y canté tímida a la postre.
Tus ojos fueron un reto:
Azul en tu abrazo, rojo en mi seno.

El coraje en tus cuentos narraste
Y releí en tu tinta, en tu cuerpo.
El tiempo alongado en mi ímpetu:
Escucho, y aprendo, canto, y te leo.

Vino la noche y te fuiste en el viento
Y en mi canto te seguí dentro.
Tu despedida desató un duelo:
En una mano espada, en la otra, ruego.

Vino la mañana sin augurio de luz
Y en los libros te acecho en el miedo.
Si te encuentro, el debacle:
En palabra, aliento; en silencio, desvelo.

Hoy te vi deambulando en tu Cielo
Y sin suerte te llamé en el sinsabor.
Las palabras se escaparon:
Ni miradas furtivas, ni un lirio secreto.

Mañana desertarán las promesas
Y la sangre y tinta se mezclarán con ellas.
Tus recuerdos vivirán en cautela:
Pactos ufanos, traidores anhelos.

Mis ofrendas precarias por tu acogida
Y en retorno, ese dulce desdeño.
Dime en este oscuro día:
Tu voz artimaña, o amargo sortilegio.


Es gracioso y triste

Published by Unknown under , , , on 23:40

Es gracioso y triste a la vez.

Pienso en el futuro y las manos tiemblan presurosas.
Pienso en el pasado y mi corazón presiona sin piedad.
Pienso en mi presente y las lágrimas empiezan a llamar.

Recuerdo esa tarde de colores,
de calores consagrados, mezquinos y deseados,
en las que mi labio fue dado en prenda de amor.
Y mi alma fue donada, sin esperar respuesta.
De hecho, esa desdeñosa respuesta nunca apareció.

Es gracioso y triste a la vez.

Mi corazón ha muerto, esa es mi esperanza,
y con el peso de las horas, las malas pasadas,
los ajenos deseos, las rimas paganas,
sigue suspirando por el sueño que se va,
por los escenarios alternos que contigo están,
las vidas apagadas por el deseo y la curiosidad,
y todos esos ideales que la inocencia como el Viento se llevó.

Y es triste el confesarlo sin premura.

Y es gracioso admitirlo sin derecho a redención.

Pero el corazón yace solitario y dice quererlo estar,
demasiado pesado para ponerlo andar,
demasiado cursi para hacerlo despertar,
que gracioso, triste...
Ya no halla nunca paz.